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La loca historia de cómo Octomore se convirtió en el whisky más turboso

La loca historia de cómo Octomore se convirtió en el whisky más turboso

La loca historia de cómo Octomore se convirtió en el whisky más turboso

Octomore se erige como el whisky más turboso del mundo, batiendo récords con niveles de fenol que superan los 200 ppm, dejando atrás incluso a maltas turbosas legendarias como Ardbeg y Port Charlotte. Imagínese un whisky tan atrevido que su primer lanzamiento alcanzó unos insólitos 131 ppm, y que botellas posteriores, como Octomore 7.4, lo elevaron hasta los 167 ppm.

  • Octomore 12.3 se elabora con cebada procedente de una sola granja y se envejece en barricas de bourbon y jerez para ofrecer una aventura de sabores llena de humo, fruta y especias.

  • A pesar de su reputación de intensidad, Octomore equilibra las notas ahumadas con vainilla y cítricos, lo que lo convierte en una experiencia salvaje pero sorprendentemente elegante para los amantes del whisky y los amantes de las emociones fuertes.

Puntos clave

  • Octomore es el whisky más turboso del mundo, con niveles de turba muy superiores a los de los whiskies escoceses típicos, que superan los 300 ppm.

  • El whisky utiliza cebada de una sola granja de Islay y madura en una mezcla de barricas, lo que le confiere un sabor intenso pero equilibrado a humo, fruta y especias.

  • Su creación comenzó como un reto para elaborar un whisky con turba que rompiera todas las reglas, impulsado por un espíritu de curiosidad e innovación.

  • El humo de la turba le da a Octomore su intenso sabor ahumado, pero el whisky también ofrece una sorprendente dulzura y complejidad.

  • Los atrevidos experimentos de Octomore han inspirado a la industria del whisky y siguen ampliando los límites de lo que puede ser un whisky con turba.

Orígenes de Octomore

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El comienzo

La historia de Octomore comienza con un reto. En 2002, la destilería Bruichladdich se enfrentó a críticas por producir un whisky que carecía de turba. Jim McEwan, una leyenda del whisky con profundas raíces en Islay, decidió dar un giro a la situación. Había comenzado su carrera en Bowmore con solo 15 años y aportó un espíritu rebelde a la destilería Bruichladdich. Quería demostrar que Bruichladdich elaboraba algo más que maltas suaves. Quería dejar claro su mensaje.

  • Octomore nació como un experimento. El primer lote, destilado en octubre de 2002, alcanzó un nivel de turba de 80,5 ppm, una cifra inédita en aquella época.

  • El whisky tomó su nombre de una granja cercana, Octomore, donde John Brown cultivaba la cebada que definiría su carácter.

  • Tradicionalmente, la destilería Bruichladdich elaboraba whisky sin turba para mezclas. Eso cambió cuando Murray McDavid tomó el mando e impulsó nuevas y atrevidas expresiones como Port Charlotte, Lochindaal y, por supuesto, Octomore.

La cebada utilizada para el whisky Octomore procede de la granja de John Brown en Octomore, lo que hace que este whisky sea similar a un «chateau» de Burdeos. Esta conexión con la tierra confiere al Octomore su terruño y personalidad únicos.

El primer Octomore de Jim McEwan maduró durante cinco años antes de ser embotellado en 2008. El mundo nunca había visto un whisky escocés como este. Los aficionados al whisky de todo el mundo se fijaron en él. Los niveles de turba siguieron aumentando, al igual que la expectación.

La visión

Jim McEwan no se conformó con elaborar un whisky turboso. Se preguntó: «¿Y si vamos más allá?». El equipo de la destilería Bruichladdich se sumó al espíritu de curiosidad y aventura. Se negaron a seguir las reglas. Querían ver hasta dónde podían llegar con el turbio en el whisky escocés.

El lema de Bruichladdich pasó a ser «Explorar o desaparecer». Los creadores experimentaron con todo: niveles de fenol, procedencia de la cebada, tipos de barricas y perfiles de maduración. Los lanzamientos de Octomore se volvieron impredecibles y emocionantes. No había dos lotes iguales. Algunos alcanzaron más de 300 ppm, como el legendario Octomore 8.3, que llegó a 309,1 ppm y se convirtió en el whisky más turboso del mundo.

  • El equipo utilizó cebada cultivada localmente en Islay con un alto contenido en fenol.

  • Maduraron el Octomore en barricas de bourbon de primer llenado y en barricas Oloroso para darle más profundidad.

  • A pesar de embotellarlo con un alto grado alcohólico, a veces superior al 61 %, consiguieron mantener la suavidad y complejidad del whisky.

Los creadores de Octomore no solo querían humo. Querían equilibrio, elegancia y un sentido de pertenencia. Cada botella cuenta una historia sobre el espíritu salvaje de Islay y el implacable impulso por innovar. La mentalidad de «¿y si...?» convirtió a Octomore en una leyenda, inspirando a los amantes del whisky y a los destiladores más atrevidos de todo el mundo.

El poder de la turba

La turba en el whisky

Turba no es solo tierra del suelo. Es antigua, misteriosa y un poco salvaje, como la propia Islay. La turba se forma a lo largo de miles de años en pantanos y ciénagas, donde se descomponen lentamente capas de hierba, musgo y brezo. Este material rico en carbono se convierte en el arma secreta de muchas destilerías de Islay.

Cuando los destiladores elaboran whisky, queman turba durante la fase de malteado. El humo se eleva y envuelve la cebada, impregnándola de compuestos fenólicos. Estos compuestos crean el característico perfil de sabor fuertemente turboso que tanto aprecian los aficionados. ¿El resultado? Un whisky con notas ahumadas, terrosas y, a veces, incluso medicinales. Algunas personas perciben el sabor del humo de una hoguera, las algas o incluso un toque de yodo. Otros encuentran salmuera, cuero o un aroma a tierra húmeda.

  • La turba es un material orgánico formado a partir de materia vegetal en los pantanos.

  • Los destiladores queman turba para secar la cebada, impregnándola de fenoles ahumados.

  • Cuanto más tiempo permanece la cebada en el humo, más intenso es el sabor.

  • El sabor a turba se mide en partes por millón (PPM) de fenoles.

  • Las diferentes turberas confieren al whisky un aroma y un carácter únicos.

  • Los sabores de la turba pueden variar desde un suave ahumado hasta notas medicinales y terrosas.

La turba confiere a cada whisky escocés su propia personalidad. La turba de Islay, por ejemplo, aporta un carácter salino y marino que la distingue de la turba de las Highlands. El humo de la turba de Islay es intenso, a veces incluso feroz, y deja una impresión duradera en el perfil del whisky.

Niveles de turba

La mayoría de la gente piensa que un whisky con turba ya es intenso. Octomore se ríe de esa idea. Mientras que la mayoría de los whiskies escoceses mantienen sus niveles de turba por debajo de 50 PPM, Octomore rompe todos los límites con cifras que parecen más propias de la ciencia ficción que de la realidad.

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El primer lanzamiento de Octomore en 2008 conmocionó al mundo del whisky con un alto contenido de fenol de 80,5 PPM. Eso fue solo el comienzo. Los lanzamientos posteriores, como el Octomore 8.3, alcanzaron la asombrosa cifra de 309,1 PPM. Incluso el «más suave» Octomore 10.1 alcanza los 107 PPM. Estas cifras no son solo para impresionar. Representan una búsqueda incesante de la experiencia más intensa posible en cuanto a humo y turba.

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¿Cómo consigue Octomore estas cifras tan espectaculares? El secreto reside en el proceso de ahumado en frío. Los destiladores exponen la cebada Concerto al humo de turba durante un máximo de cinco días, lo que permite que cada grano absorba la máxima cantidad de fenoles. La cebada Concerto, cultivada en la granja Octomore de Islay, aporta su propia magia. Captura el aire salino y el espíritu salvaje de la isla, lo que confiere a cada lanzamiento de whisky con un sabor a turba muy intenso un sentido único del lugar.

Adam Hannett, maestro destilador de Bruichladdich, cree que la calidad de la cebada y el proceso de destilación son tan importantes como la turba. Afirma que Octomore no debería funcionar: es joven, atrevido y está repleto de humo. Sin embargo, cada lanzamiento consigue equilibrar la intensidad con una sorprendente complejidad y facilidad para beber.

«Octomore no es solo turba. Se trata de traspasar los límites, capturar la naturaleza salvaje de Islay y crear un whisky que sea a la vez un monstruo y una obra maestra».

Con cada nuevo lanzamiento, Octomore sigue redefiniendo lo que puede ser un whisky muy turboso. El humo, el sabor y el perfil se unen en una botella que desafía a los bebedores a esperar lo inesperado.

Innovación en el whisky

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Proceso de producción

El proceso de producción de Octomore parece el manual de un científico loco. El equipo comienza con cebada malteada, pero no cualquier cebada, sino cebada Concerto, ahumada en frío durante un máximo de cinco días. Esta cebada absorbe fenoles de turba en niveles que hacen sonrojar a otras destilerías. La turba, procedente del continente, confiere al whisky un carácter distintivo.

Jim McEwan, el cerebro detrás de Octomore, insiste en que la altura de los alambres y la destilación lenta y cuidadosa son los verdaderos secretos. El licor gotea a través de los alambiques, lo que permite que la turba se mezcle con ésteres afrutados. El resultado es un whisky ahumado y dulce a la vez. La fermentación se lleva a cabo lentamente, creando capas de frutosidad que equilibran el intenso ahumado.

  • Octomore utiliza malta con niveles de fenol que superan los 300 ppm.

  • Los destiladores llevan a cabo el proceso lentamente, extrayendo poco a poco toda su complejidad.

  • Cada muestra de barrica de Octomore revela una faceta diferente del espíritu salvaje de Islay.

El embotellado se realiza con la graduación alcohólica del barril, a menudo superior al 60 % vol. Esto preserva todo el poder y el sabor del whisky, permitiendo a los consumidores disfrutar de la turba y el dulzor en su forma más pura.

Maduración

Los cinco años de maduración de Octomore pueden parecer pocos, pero son muy intensos. El whisky envejece en una mezcla salvaje de barricas que han contenido bourbon, vino, jerez e incluso coñac. Cada barrica aporta su toque personal, añadiendo notas cítricas, de frutas tropicales y especias al humo ardiente.

Adam Hannett, maestro destilador de Bruichladdich, describe Octomore como «la ecuación imposible». El whisky es joven, fuerte y turboso, pero elegante a la vez. Las barricas suavizan los bordes y convierten la potencia bruta en una sinfonía de sabores. Los consumidores perciben notas cítricas dulces, especias amaderadas y una brisa marina salada, todo ello envuelto en una nube de humo.

«Octomore no debería funcionar», afirma Hannett, «pero lo hace, y de maravilla».

Cada botella demuestra que, con el proceso adecuado, incluso el whisky más salvaje puede convertirse en una obra maestra.

El impacto de Octomore

Influencia en la industria

Octomore no solo rompió las reglas, sino que las reescribió. Cuando Jim McEwan concibió la idea por primera vez, nadie esperaba un whisky con niveles de turba superiores a 300 ppm. El mundo del whisky observó con incredulidad cómo el primer lanzamiento de Octomore establecía un nuevo estándar para los licores ahumados. Otras destilerías no tardaron en seguir su ejemplo, ansiosas por crear sus propios «monstruos de turba».

  • Los experimentos salvajes de Octomore con la destilación cuádruple y los niveles impredecibles de turba hicieron que la tradición pareciera insulsa.

  • El equipo de la destilería Bruichladdich utilizó malta tostada sobre fuegos de turba al aire libre, sin rehuir nunca los sabores extremos.

  • Al producir solo alrededor del 10 % de la producción de la destilería, Octomore disfrutó de la libertad de innovar sin preocuparse por la consistencia.

El enfoque de Octomore en el terruño y la procedencia de la cebada inspiró una nueva ola de fabricantes de whisky artesanal. Las destilerías de toda Escocia comenzaron a buscar niveles más altos de turba, a experimentar con cebada local e incluso a replantearse su enfoque de la sostenibilidad. Las grandes catas de Octomore se convirtieron en legendarias, atrayendo a aficionados que querían poner a prueba su paladar con los whiskies más ahumados del mundo.

«Octomore no es solo un whisky, es un reto para toda la industria», afirmó un crítico de whisky tras una cata mundial récord de Bruichladdich.

El legado

Octomore se erige como el buque insignia de la cartera de Bruichladdich. Cada lanzamiento llega con una gran expectación, prometiendo algo atrevido e inesperado. Adam Hannett, maestro destilador, adora la imprevisibilidad. No hay dos botellas que sepan igual. Algunas ofrecen notas florales, otras explotan con frutas tropicales, pero todas tienen ese ahumado característico.

  • La juventud de Octomore y su embotellado con graduación de barril demuestran que la calidad no depende de las décadas en barrica.

  • El uso de cebada cultivada en Islay y barricas únicas, como las que antes contenían Sauternes o Pedro Ximénez, mantiene cada lanzamiento fresco y emocionante.

Los aficionados al whisky celebran los numerosos premios de Octomore, desde los galardones de la industria obtenidos por el 12.1 hasta el reconocimiento al sabor y la innovación del 14.2. Las grandes catas de Octomore y los lanzamientos anuales se han convertido en un rito de iniciación para los amantes del whisky con turba. El legado de Octomore es claro: ha traspasado los límites, ha inspirado a una nueva generación de destiladores y ha convertido cada botella en una aventura.

Octomore reescribió las reglas del whisky con turba con experimentos atrevidos y maestría técnica.

  • Lleva la turba a cotas récord, utiliza cebada de una sola granja y combina métodos tradicionales con innovaciones audaces.

  • La maduración en barricas diversas y el énfasis en la procedencia dan como resultado un whisky potente y refinado.

Los críticos se maravillan de cómo Octomore Edition 15.1 equilibra el humo intenso con la vainilla dulce, el caramelo cremoso y la frescura cítrica. Este extraordinario trago sorprende a los amantes del whisky con su elegancia y profundidad. Cualquiera que busque aventura debería probar Octomore y compartir sus propias historias ahumadas.

Preguntas frecuentes

¿Qué significa «ppm» en el whisky Octomore?

PPM significa «partes por millón». Mide los fenoles ahumados del whisky. Las cifras de ppm de Octomore parecen propias de un laboratorio científico, no de una botella. Cuanto más alto es el ppm, más ahumado es el sabor. ¡Octomore lleva esto a nuevas y salvajes cotas!

¿Octomore es demasiado ahumado para principiantes?

Octomore trae una ola de humo, pero sorprende a muchos con notas dulces y afrutadas. A algunos principiantes les encanta la aventura. Otros salen corriendo. Cualquiera con un paladar curioso debería probarlo, ¡pero ten a mano un vaso de agua!

¿Por qué Octomore solo envejece cinco años?

Cinco años pueden parecer pocos, pero Octomore tiene mucha fuerza. El intenso sabor a turba y su alta graduación necesitan menos tiempo para brillar. El whisky estalla de sabor, energía y carácter. Un envejecimiento más largo domaría su espíritu salvaje, ¡y nadie quiere encerrar a esta bestia!

¿Cómo se debe beber Octomore?

¡No hay reglas! Algunos lo beben solo para sentir todo el sabor ahumado. Otros añaden un chorrito de agua para descubrir sabores ocultos. Unos pocos valientes incluso lo maridan con queso azul. Experimenta y encuentra tu propia aventura Octomore.

¿Qué diferencia al Octomore de otros whiskies de Islay?

El Octomore rompe todas las reglas. Utiliza cebada muy turba, barricas atrevidas y grano de una sola finca. Cada botella cuenta una nueva historia. Otros whiskies de Islay susurran humo; el Octomore lo grita a los cuatro vientos. Es el rebelde del mundo del whisky.


Sobre el autor

Natalia Alejandrez Muñiz

Natalia Alejandrez Muñiz

I'm a whisky enthusiast and a writer in the making. I enjoy exploring new flavors, learning about the history behind each bottle, and sharing what I discover along the way. This blog is my space to grow, connect, and raise a glass with others who love whisky as much as I do.

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